Diomedes fue en mi criterio el hombre del país vallenato que dejó más anécdotas, cuentos y leyendas de aquellas que nos identifican.
En el vasto anecdotario del folclor vallenato, destaca el protagonismo del Cacique de la Junta Diomedes Díaz, de quien por muchos años seguiremos contando historias, algunas reales y verdaderas, otras no tanto. En todo caso, Diomedes fue en mi criterio el hombre del país vallenato que dejó más anécdotas, cuentos y leyendas de aquellas que nos identifican.
Romualdo Brito López –un compositor de los más grandes pergaminos en nuestra música, de quien el Cacique fue amigo personal y le grabó 16 canciones, pero además fue familiar cercano de Diomedes–, me contó la anécdota que quiero compartir con ustedes hoy.
Cuenta Romualdo que hace aproximadamente unos cuarenta años fue invitado como jurado del concurso de canción inédita al Festival del retorno de Fonseca Guajira y allí llegó a concursar un adolescente con una canción titulada “Madre Querida”. Al muchacho flaco y desgarbado que venía de la Junta no lo conocía nadie en el medio musical de la región, sin embargo, dice Romualdo que se le acercó y le dijo: “Primo mi canción se llama Madre querida y usted sabe que la madre es lo primero”.
El concurso entregaba como premios la suma de cincuenta mil pesos al primer lugar y una grabadora Silver llena de bombillos de colores al segundo lugar. El Jurado de la final estaba conformado por José Hilario Gómez, Silvio Brito y Romualdo Brito; a quienes Diomedes cada vez que podía se les acercaba y les decía: “Muchachos ustedes saben que la madre es lo primero”.
El resultado del concurso arrojó el primer lugar para “Mi madre querida” de Diomedes Díaz y segundo lugar para “El Cantor de los cantores” de Raúl Garrido, pero resulta que Diomedes no quedó conforme con la decisión, porque el premio que él quería era la grabadora de bombillos de colores y le armó una pataleta al jurado, quienes viendo que Raúl Garrido tampoco estaba contento con el segundo lugar y protestaba enfurecido se reunieron para ver cómo podían solucionar el problema.
José Hilario Gómez, músico y compositor del pueblo encontró la solución y les comentó a sus compañeros de mesa: -Pero bueno si es aquí yo no veo ningún problema Garrido quiere ser el primero y el pelaíto ese de la Junta quiere es la grabadora, invirtamos los premios y los dejamos a todos contentos.
Acordaron cambiar el acta e invertir el resultado del concurso y Diomedes salió feliz con su grabadora de bombillitos de colores, pero cuenta Romualdo que al rato regresó furioso porque la grabadora estaba sin pilas.
Enviado por: Panorama Cultural
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