El reportero gráfico que persiguió con su cámara a Diomedes Díaz, durante más de 25 años tuvo el honor de entregar una de sus fotos para que se plasmara en la valla gigante de su despedida y que se ubicó en la tarima Francisco El Hombre.
El reportero gráfico que persiguió con su cámara a Diomedes Díaz,
durante más de 25 años tuvo el honor de entregar una de sus fotos para que se
plasmara en la valla gigante de su despedida y que se ubicó en la tarima
Francisco El Hombre.
Era su gran homenaje al cantante amigo que conoció en 1979 en el barrio
Cañaguate de Valledupar, donde lo veía ensayar con ‘Colacho’ Mendoza y otros
músicos.
En medio de esos seguimientos gráficos al artista, cuando en una ocasión
entregó una gran cantidad de chivos a los indígenas arhuacos, recordó que se
puso la totozuma, y quedó como una autoridad tradicional. Esa gráfica le dio la
vuelta al mundo y sirvió para que pintores lo plasmaran en lienzos.
Ese mismo día, Hernando Vergara, fue sorprendido por Diomedes Díaz,
cuando al montarse en su moto, vehículo donde anduvo por varios años, lo llamó
para regalarle un chivo pequeño.
“Después de cumplir mi trabajo me llamó para regalarme el chivo y hasta
me lo montó en la moto. Al cabo de algún tiempo nos encontramos y me preguntó
que si tenía un rebaño”, dice sonriendo Nando Vergara.
La unión con Iván
Un momento importante en la vida de Diomedes Díaz, también tuvo
oportunidad de registrar con su cámara, cuando a los pocos días de fallecer
Juancho Rois, fue llamado al barrio Los Cortijos. Era que estaba lista la unión
con el acordeonero Iván Zuleta. Ese día Diomedes le dijo: “Con esa foto te
harás rico”. Y efectivamente fue rico, pero de cariño por parte de sus colegas
y amigos.
Toda su vida se la ha pasado tomando fotos, pero el momento grato en la
vida de reportero gráfico, sucedió la vez que el mismo artista le pidió que se
tomaran una foto. “Vengase, tómese una foto conmigo”. Y de esta manera quedó el
único registro de ese momento.
La última foto se la tomó no hace mucho tiempo cuando lo observó
saludando a unos amigos, como a las seis de la mañana, cerca al colegio Ateneo
del Rosario. Cruzaron varias palabras y se desearon un buen día.
Dice Nando Vergara que esa fue la última foto, pero en realidad la
última fue en la tarima Francisco El Hombre, de la plaza Alfonso López, donde
el artista yacía en un féretro vestido de blanco y recibiendo la despedida en
medio de lágrimas y cantos de sus seguidores.
Entonces hace un escape al pasado y manifiesta: “Diomedes era un genio,
un grande y como el mismo lo decía como él no nacen todos los días. Para mí fue
un honor registrar grandes momentos de su vida musical, que no me hicieron
rico, como me dijo, pero que me entregaron grandes satisfacciones personales”.
Cientos de gráficas en su trabajo profesional tiene Hernando Vergara
Noriega, del hombre humilde y sincero, como lo resalta, que le permitió
entregar un aporte a su última despedida. Una despedida a la que ‘El Cacique de
La Junta’ le tenía miedo, y donde expresó que cuando se acercara ya la ciencia
estaba avanzada para evitarlo.
Hernando caminaba alrededor de la tarima Francisco El Hombre, y no
dejaba de mirar la valla donde se registraba la foto y la frase: “El vallenato
llora al coloso. El nació para no morir, su obra es INMORTAL”.
Lo que si queda claro es que esa foto lo marcará de por vida, como la
mejor y por la expresión del artista que dejó como legado su canto y su fama.
Por Juan Rincón Vanegas
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